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LA DINÁMICA DEL CAMBIO

Consol Iranzo CEO de Karisma

Este año se cumplen 3 décadas desde que, tras varios años trabajando en comercio internacional, inicié mi camino profesional en el mundo de la consultoría de Recursos Humanos. Con toda sinceridad, debo confesar que en aquel momento no tenía una idea muy clara de lo que significaba ser consultora y mucho menos sospechaba que, al cabo de 30 años, iba a continuar trabajando en este campo que tanto me apasiona y que me permite, entre otras muchas cosas, seguir aprendiendo día a día.

Esta efeméride me ha llevado a pensar cómo ha ido evolucionando el sector de la consultoría y que distintas son algunas cosas en la actualidad. Evidentemente, soy consciente de que no es el único sector que ha cambiado. De hecho, gracias a la naturaleza de mi trabajo, tengo contacto continuo con muchos y variados entornos, lo que me ha permitido observar la dinámica del cambio. Es por ello que hoy quisiera hacer una breve retrospectiva de algunos avances que se han producido (probablemente de una forma más lenta de lo que quisiéramos, pero avances al fin y al cabo) y que yo misma he tenido la oportunidad de presenciar.

Recuerdo que, cuando me inicié como consultora, todos mis clientes eran del sexo masculino. Ellos ocupaban las posiciones directivas y, por tanto, ellos tenían el poder de decisión. La presencia de la mujer en cargos de responsabilidad, por lo que respecta a España, era por aquel entonces prácticamente nula o muy poco representativa.

Es más, en algunos procesos de selección de posiciones de cierto nivel, de forma más o menos velada, los clientes me expresaban sus preferencias por candidatos que fueran hombres antes que mujeres, especialmente si éstas estaban en una edad en la que existía una alta probabilidad de que quisieran ser madres. Tengo que reconocer que tratar de convencerlos para que cambiaran de idea y que no tuvieran prejuicios al respecto era en ocasiones muy difícil.

Paulatinamente esta tendencia ha ido cambiando y muchas más mujeres han ido alcanzando posiciones de alta responsabilidad en las empresas, demostrando su gran valía profesional. Un resultado evidente de esta evolución es que, hoy por hoy, una amplia parte de mis clientes son mujeres.

También es cierto que, aunque ha habido grandes avances en el papel de la mujer en la empresa, queda mucho camino por recorrer para alcanzar la igualdad de oportunidades en el mercado laboral como, por ejemplo, en el tema retributivo, que todavía es objeto de justas reivindicaciones. Algo tan natural como debería ser percibir el mismo salario por realizar el mismo trabajo y obtener los mismos resultados, aún hoy es una utopía en muchos entornos (incluso en el mundo de las estrellas de Hollywood).

Con el tiempo, también ha cambiado (y mucho) la tendencia de algunas directivas a imitar algunos comportamientos de sus colegas de sexo masculino, imagino que en la creencia de que era una buena opción para obtener respeto y valoración de los demás. Actualmente pienso que todo el mundo coincide en que tener equipos heterogéneos que aporten visiones, experiencias y formas de pensar y actuar diferentes los hace mucho más ricos. De hecho, cada vez más existen Comités de Dirección en los que coexisten personas de ambos sexos.

En este sentido, otro avance ha sido la aceptación en las empresas de las diferentes tendencias sexuales, de modo que las personas no precisan ocultar su orientación dado que ello ya no les resta valor como profesionales.

Si nos centramos en el ámbito tecnológico, las nuevas tecnologías también han supuesto un antes y un después en el mundo de la consultoría. Recuerdo los tiempos en que los anuncios de empleo se publicaban en prensa, especialmente los domingos, y las sacas enteras de CVs que se recibían por correo postal. Incluso había casos en los que se pedían cartas de presentación manuscritas para poder hacer análisis grafológicos. Hoy, con las ventajas que ofrece Internet, desde el correo electrónico a las redes profesionales, portales de empleo, etc., se ha facilitado enormemente la captación de candidaturas, lo que a su vez ha permitido acelerar los procesos de selección.

Otros adelantos, como la telefonía móvil, han facilitado el contacto con los candidatos e incluso han propiciado que las entrevistas telefónicas no necesariamente se deban realizar en unas horas determinadas, como ocurría en el pasado, sino que se pueden mantener en cualquier momento del día. Asimismo, la aparición de programas de comunicación en línea y el fácil acceso a dispositivos con conexión a Internet, ha facilitado que entrevistas que antes requerían que fuesen presenciales en alguna fase del proceso de selección, se puedan realizar a distancia, especialmente con personas de otros lugares de la geografía nacional e internacional.

En fin, esta lista podría ser mucho más larga, pero no quiero extenderme más. Bajo mi punto de vista, realmente creo que hemos avanzado en muchos aspectos y que, además, esta evolución ha ido en paralelo al progreso integral de las personas en el mundo laboral, especialmente de algunos colectivos que antes estaban vetados y algunos incluso marginados.

Estoy convencida de que todos estos cambios que han ido surgiendo durante estos 30 años son totalmente positivos y de un gran aprendizaje. Espero que todos los años que todavía me quedan para continuar desarrollando mi profesión de consultora me sigan aportando cambios continuos. Tal como postuló Heráclito: “Lo único que es permanente es el cambio. El mundo es un flujo perenne”.



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